En “No”, Summer canta desde una herida que no quiere volver a abrir. Habla directo sobre un amor roto, uno en el que dio demasiado y terminó perdiéndose.
La letra es cruda, sin metáforas bonitas ni medias tintas: evadir el dolor con sexo, alcohol y excesos, porque a veces es más fácil anestesiarse que volver a confiar.
“No”, no es una balada triste: es una renuncia consciente, una forma de decir “ya no me vas a romper de nuevo”. Y Summer lo canta con ese tono suyo que mezcla dolor, placer, despecho y lucidez; todo al mismo tiempo.
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