Menend vuelve a demostrar por qué se ha convertido en una de las caras más reconocibles del pop urbano español. Su estilo siempre ha sido limpio, elegante y con ese punto de sensualidad suave que no necesita exagerar para funcionar.
Y en “Mismo Efecto” vuelve a moverse justo en ese equilibrio: coqueteo sí, pero con clase. Seguridad sí, pero sin gritarla.
El madrileño entra en el tema con ese tono suyo tan reconocible y deja claro que no necesita adornos para destacar.
KYNE llega desde la otra esquina y eleva la canción en cuanto entra. Su presencia es fuerte, directa y con mucha intención. Ella siempre juega desde el poder, desde una actitud que mezcla picardía, control y una autoestima muy marcada.
Mucho del encanto del tema está en cómo ambos se desafían. Nada está dicho explícitamente, pero todo se entiende: quién llevará el control, quién dará el primer paso, quién acabará rindiéndose primero.
Al final, “Mismo Efecto” no intenta contar una historia compleja. Quiere capturar un momento, ese instante en el que dos personas se encuentran, se igualan y se reconocen en el mismo ritmo. Y funciona. Es adictiva, sexy sin ser explícita, y con ese mood nocturno que Menend y KYNE saben manejar de sobra.
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