Hay canciones que parecen escritas desde un sofá destartalado, otras desde una azotea.. y luego está Bejo, que escribe desde un universo propio donde la vida es rara, profunda, graciosa y jodida al mismo tiempo.
Cuando el suelo es gelatina es, exactamente eso: un manual de supervivencia emocional contado a su manera, con metáforas torcidas, imágenes que te dejan pensando y un ritmo que te arrastra antes de que te dé tiempo a descifrarlo todo.
La canción empieza con un tiro figurado al pianista y con Bejo solo en la pista. Es una postal absurda y triste, como esas noches en las que todo se cae a pedazos y tú sigues ahí, mirando cómo saltan chispas sin saber muy bien si tienes que reír o llorar.
La vida pasa “en un pispás”, te da y te quita sin avisar, y Bejo, es capaz de contartelo como quien mira un incendio desde el balcón.
✨ Cuando la vida pesa y la cabeza se nubla
Bejo se va quitando máscaras por el camino. Dice que ya no quiere disfraces ni apariencias, como si de repente hubiera entendido que todo eso cansa más que caer y recaer.
La vida como un ferry express: rápido, mareante, con destino incierto. Lo intenta mil veces y solo le salen tres, pero esas tres le bastan para seguir escribiendo.
Y al final se queda esa frase de Aarón Baliti rebotando: corre cabrón, corre. No como miedo, sino como impulso. Como si apareciera alguien detrás que te recordara que sigues vivo, que sigue habiendo esquinas por marcar, caminos por inventar y días que aunque duelan.. son tuyos.
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